Carl Hahn nació en Chemnitz en 1926 como hijo del antiguo director de ventas de la fábrica de motores de Zschopau y posterior cofundador de Auto-Union-Aktiengesellschaft, el Dr. Carl Hahn.
Probablemente también llevaba la gasolina en la sangre: tras estudiar Administración de Empresas en las universidades de Colonia y Zúrich y Economía en Bristol, Carl Hahn se convirtió en 1954 en jefe de promoción de exportaciones del fabricante de automóviles Volkswagen. De 1959 a 1964, dirigió las fortunas de "Volkswagen of America" en EE.UU. como Jefe de Ventas y desempeñó un papel decisivo en el desarrollo y expansión de la empresa. Tras su regreso a Alemania, Hahn fue nombrado miembro del Consejo de Administración de VW en 1965, se trasladó a Continental AG Hannover en 1972 y regresó a Wolfsburg como Presidente del Consejo de Administración en 1982. Bajo su liderazgo, la empresa automovilística creció hasta convertirse en líder del mercado europeo. Su mandato fue testigo de la adquisición de las plantas española de Seat y checa de Škoda, así como de la expansión a China. Finalmente, en 1993, Carl Hahn pasó a formar parte del Consejo de Supervisión del Grupo, donde permaneció hasta 1997.
Una preocupación especial del cosmopolita con raíces sajonas era la nueva puesta en marcha de los antiguos centros de producción de automóviles en Zwickau y Chemnitz. Tras la caída del comunismo en 1989, la participación de Carl Hahn convirtió a VW en el mayor inversor en Alemania Oriental. Así, desempeñó un papel importante en el desarrollo económico de la región y fue nombrado ciudadano honorario de la ciudad de Chemnitz en 1994.
Es un "tema que le toca de cerca" porque Hahn está convencido de que la educación, especialmente la de la primera infancia, puede contribuir a mantener la competitividad de Alemania. Como la cuota de estudios en Alemania le parecía demasiado baja, Hahn había empezado a ocuparse de cuestiones educativas durante su trabajo como jefe de VW. Tras su jubilación, profundizó en el tema, también a través de su intensa implicación con sus ocho nietos. Y fueron los resultados de las investigaciones del neurobiólogo Martin Korte, de la Universidad Técnica de Braunschweig, los que reforzaron la convicción de Hahn de que había que educar a los niños lo antes posible, sobre todo en lo que se refiere a la adquisición de idiomas y lenguas extranjeras.
Para Carl Hahn, en todo caso, la adquisición de conocimientos y lenguas es una respuesta a los trastornos globales que avanzan radicalmente. Y para él, no son en absoluto las universidades de élite las que importan: más bien es necesaria una reforma radical de la base del sistema educativo, es decir, los jardines de infancia, para preparar mejor a los niños para el mundo del mañana, para hacerlos personas competitivas y felices al mismo tiempo.
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